El Banco del Sur, un proyecto que marca el cambio en el continente
“El Banco del Sur es el comienzo de lo que podemos hacer”, describió Nicanor Duarte Frutos, presidente de Paraguay, en el acto de lanzamiento de la entidad financiera regional. Fue anoche, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, con Néstor Kirchner y Cristina Fernández como anfitriones. Además del paraguayo, estaban los mandatarios de Brasil, Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales, y Ecuador, Rafael Correa. El único ausente –con aviso– resultó el uruguayo Tabaré Vázquez, que recién hoy sumará su firma al acta fundacional del organismo de crédito. En un encuentro cargado de elogios cruzados, la silla que dejó vacía fue una demostración patente del deterioro de la relación con Argentina. “Es la primera vez que los países sudamericanos tenemos en nuestras manos el manejo de una institución financiera de este tipo”, ensalzó Lula, antes de que Chávez hablara de “emancipación financiera” y Correa exhortara a los siete socios a repatriar los 250.000 millones de dólares de sus reservas internacionales que entre todos tienen invertidos en los países centrales para apalancar el desarrollo regional.
A la firma del acta fundacional le sigue una etapa ardua. Los ministros de Economía y Hacienda de los siete países deberán resolver en los próximos 60 días una batería de cuestiones operativas esenciales, que le darán al banco su perfil definitivo. Lo primero será determinar cuánto aportará cada país y cuál será el capital inicial de la entidad. En las negociaciones previas se barajaron distintas alternativas, que van de los 6000 a los 10.000 millones de dólares. El número que terminó quedando más firme fue el de 7000 millones, pero aún no es definitivo. Argentina, Brasil y Venezuela integrarían más del 50 por ciento de esa suma, aunque se fijaría un cronograma de cinco o más años para completar los desembolsos.
En las reuniones de los próximos dos meses también habrá que resolver qué proporción de los montos prestables recibirá cada país, en qué medida eso estará atado a lo que hayan aportado para el funcionamiento del banco y cuántos funcionarios enviará cada nación a los organismos clave de selección de proyectos a financiar y análisis sobre la viabilidad de esas iniciativas. Hasta ahora se resolvió que el organismo máximo de decisión será un Consejo de Administración integrado por los ministros de Hacienda y Economía, dentro del cual cada país tendrá derecho a un voto. Pero ese cuerpo recibirá las recomendaciones de oficinas técnicas que harán una primera elección de los proyectos.
A la firma del acta fundacional le sigue una etapa ardua. Los ministros de Economía y Hacienda de los siete países deberán resolver en los próximos 60 días una batería de cuestiones operativas esenciales, que le darán al banco su perfil definitivo. Lo primero será determinar cuánto aportará cada país y cuál será el capital inicial de la entidad. En las negociaciones previas se barajaron distintas alternativas, que van de los 6000 a los 10.000 millones de dólares. El número que terminó quedando más firme fue el de 7000 millones, pero aún no es definitivo. Argentina, Brasil y Venezuela integrarían más del 50 por ciento de esa suma, aunque se fijaría un cronograma de cinco o más años para completar los desembolsos.
En las reuniones de los próximos dos meses también habrá que resolver qué proporción de los montos prestables recibirá cada país, en qué medida eso estará atado a lo que hayan aportado para el funcionamiento del banco y cuántos funcionarios enviará cada nación a los organismos clave de selección de proyectos a financiar y análisis sobre la viabilidad de esas iniciativas. Hasta ahora se resolvió que el organismo máximo de decisión será un Consejo de Administración integrado por los ministros de Hacienda y Economía, dentro del cual cada país tendrá derecho a un voto. Pero ese cuerpo recibirá las recomendaciones de oficinas técnicas que harán una primera elección de los proyectos.
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